En el post de hoy del blog de la Comunicación No Violenta, Franzina Balagué, nos habla de la razón o conexión en la Comunicación No Violenta, como nos podemos tomar un tiempo para escuchar a nuestros chacales y luego, desde la calma, intentar conectar con la otra persona y mirar de empatizar en modo jirafa. Franzina lo hace también apoyándose en el juego de la comunicación no violenta que creó ella misma, el JECO. Disfruta del post y si quieres dejarnos tu opinión, estaremos encantadas de recibirla.
¿Siempre hay que empatizar? ¿Y si nos enfada mucho lo que dicen o hacen, también?
Ayer,9 de marzo, un día después del Día de la mujer trabajadora, mirando el estado de un amigo, leí una frase que despertó en mi mucho enfado.
Fue un estímulo tan fuerte que, me dieron ganas de insultarle y seguramente, si no creyera y tuviese la trayectoria que tengo en CNV le hubiese escrito o llamado para decirle todo lo que pensaba sobre esas palabras y hubiéramos entrado en una guerra de chacales, porque un aullido lleva a otro... Puedo adivinar que él se defendería atacando (chacal hacia afuera), yo volvería a la carga con más ataques (chacal hacia afuera) y así hasta que une de les dos se culpabilizara (chacal hacia adentro) o nos cansásemos y lo dejásemos estar enfadades.
Esto me ha pasado muchas veces, muchísimas. Cuando estoy aferrada a querer tener la razón, pierdo la conexión con la otra persona. Marshall Rosemberg, creador de la CNV decía: “¿Qué quieres la razón o conexión?, porque las dos cosas a la vez no se pueden”. En verdad, la razón ya la tenemos, cada una de nosotras tiene su razón y estemos tranquilas; ¡que nadie nos la puede quitar!! Pero… ante un desencuentro con una amistad, me pregunto: ¿y, qué hago yo con mi razón por bandera? ¿De qué me sirve tener la razón si estoy desconectada de la otra persona? Lo habitual es que, pasado el primer momento de rabia (dure lo que dure), seguramente querremos volver a estar bien con nuestre amigue , porque la apreciamos y valoramos la amistad que tenemos con esa persona. Así que, miro de acordarme de todo esto y ante estímulos fuertes, para no caer en el ataque, si veo que no puedo hablar des de la empatía, yo, intento morderme la lengua y atarme los dedos…me contengo y no contesto hasta que pueda hacerlo eligiendo la conexión.
Para llegar a esta elección, puedo dejar pasar el tiempo hasta que tarde o temprano se me olvide (aunque yo creo que ese resquemor queda ahí y acaba saliendo como esa brasita que quedó en medio de las cenizas y luego prende...) y también puedo darme empatía hasta que pueda abrir el corazón a la otra persona y conversar con ella des de esas ganas de entendernos.
En el caso de ayer, reconozco que, en un primer arranque, le mandé un mensaje diciéndole algo así: “me estoy aguantando las ganas de decirte unas cuantas barbaridades”. Hubiese preferido no hacerlo.
En ese momento conecté con un fuerte chacal que decía: “esto no puede quedarse así hasta que pueda empatizar, a éste tío hay que decirle algo para que se dé cuenta de lo egocéntrico que es y lo equivocado que está”. Me sentía dividida, tenía tres Necesidades muy vivas: por un lado quería cuidar nuestra relación (Necesidad) y por el otro quería ser escuchada (N) y reconocimiento (N) hacía mí y todas las mujeres. Decidí mandar ese mensaje con el objetivo de que reflexionara sobre lo que había escrito y supiese que yo estaba indignada y a la vez, trabajarme la situación para poder hablarlo des de la empatía.
Así que, cuando ya reinaba el silencio en casa y les niñes dormían, me dispuse a darme empatía y explorar la situación.
Primero respiré unas cuantas veces y escuché todos mis chacales (juicios, insultos, etiquetas, sermones…) me explayé a gusto! Entonces, cogí las listas de sentimientos y necesidades y la carta de la jirafa hacía adentro (auto empatía) y conecté con mis sentimientos (S): enfado, frustración, tristeza, indignación, miedo... y con mis (N): Reconocimiento, realidad compartida, solidaridad, cuidado, respeto, igualdad, equilibrio, ser vista, seguridad, confianza, ser entendida, esperanza, contribución, empatía... Con este mini escáner emocional, me sentí mucho mejor. Empezaba a abrirme…
Entonces cogí las cartas del JECO y sin mirarlas, fui hablando des del personaje que me salía y de la mano de jirafas y chacales, fui creando/imaginando un diálogo empático con la otra persona. ¡Qué sanador!!
Hoy, mientras escribo este artículo, espero con ilusión y confianza (S) que sea una hora adecuada para poder contactar con esta amistad y poder CONNECTAR (N) con ella. Me siento curiosa por saber qué le movió a escribir eso, escuchar sus (S) y (N) y expresarle cómo he vivido todo el proceso.
Creo que este ejemplo, contesta a la pregunta del post:
-No, no tenemos que empatizar siempre ni nunca, es nuestra elección hacerlo o no.
- Sí, a veces (casi siempre; b) el baile de la empatía resulta largo y requiere de esfuerzo
Y a la vez ¡LOS RESULTADOS SON TAN DIFERENTES!
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