Tengo que levantarme, tengo que ir al trabajo, tengo que llevar a l@s niñ@s a clase, tengo que hacer la comida, tengo que llamar, no puedo ir porque tengo que “X”...tengo, tengo y más “tengos”…
Te suena? Tú también tienes “tengos”, “deberías”, He de…”?
Yo antes sí, los tenía todos y, sinceramente, no sé a tí, a mí, me pesaban, a veces me pesaban como a una losa.
Pero, gracias a la CNV, esto ha cambiado, me he liberado de todos los “tengo que” y, créeme, ¡es una maravilla!
¿Quieres saber cómo?
Pues..¡Practicando la Comunicación Noviolenta!
¿Quieres probarlo?
Pues, sígueme en esta práctica y haz tú también el ejercicio, ¡verás la diferencia!
PRÁCTICA
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Haz una lista de todos (o unos cuantos) “tengo que “ , “debo”, “hay que”
ej: tengo que escribir el artículo de la semana para el blog
tengo que poner una lavadora
tengo que asistir a una reunión
…..
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Elije uno, puede ser el que te pese más, el que te de más rabia, el más frecuente…
ej: Tengo que escribir el artículo semanal para el blog
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Pregúntate, ¿de qué me sirve hacer hacer esto?, qué me aporta?, ¿contribuye de alguna manera a que te sientas bien?
Te animo a que cojas la lista de necesidades y busques que necesidades cubres haciendo esto.
ej: Escribir cada semana un artículo para el blog, cubre mis Necesidades de
*contribución, aportación
*conexión
*aprendizaje
*compartir
*creatividad
*variedad
*coherencia
*evolución
*reto
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Déjate sentir estas necesidades y valora que tan importantes son para ti
¿Después de ésto, le encuentras sentido a seguir haciendo esta actividad?
Sí son muy importantes para mi y realmente, aunque me haga la remolona, me gusta este compromiso semanal.
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Cambia el “tengo que” por quiero o elijo. Escribe y /o dilo en voz alta
Elijo escribir un artículo para el blog cada semana
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Si sigues sin ganas de hacerla y sin encontrarle sentido, puedes valorar otras estrategias para cubrir las necesidades que te han salido, de una manera que te sea más agradable
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Puedes hacer este proceso, con todos los elementos de tu lista, y cada vez te te surja un nuevo “tengo que” .
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Celebra y agradécete esta práctica, este tiempo que te has dedicado a tu bienestar.
Bueno, ya has visto que no es que haya dejado de hacer nada o casi nada, porque cuando me doy cuenta de que no estoy cubriendo ninguna necesidad importante para mí haciendo algo, dejo de hacerlo. En esto, me inspiró mucho algo que leí sobre Marshall Rosenberg: contaba que había decidido dejar de rellenar historias clínicas porque le fastidiaba enormemente y no encontraba que, hacerlo, cubriese ninguna necesidad básica para él.
Para mi, en la mayoría de casos lo único que ha cambiado es mi manera de afrontar las cosas que ya hacía porque les encuentro un sentido. Y no es que ahora ya no me de pereza hacer nada,¡ que va!, cada tarde me recuerdo qué necesidades cubro yéndome a trabajar y la mayoría de mañanas, cuando suena el despertador a las 6, también.
Espero que te haya servido y te siga sirviendo como a mí, que encuentres tus motivaciones en todo lo que hagas. No, no es la lotería, es mucho mejor porque esto porque no depende de nada que esté fuera de tí.
Te deseo un feliz día con muchos “quieros” y “elijos”, cuéntame, si quieres qué tal…
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