La ira nos brinda una oportunidad única de profundizar en la comunicación no violenta. Como involucra de manera específica muchos aspectos de este proceso, la expresión de la ira resulta de utilidad para demostrar de manera clara la diferencia que existe entre la Comunicación noviolenta y otras formas de comunicación.
Me gustaría sugerir que matar gente es demasiado superficial. Matar, pegar, culpar, lastimar a otra persona —física o mentalmente—, no son más que expresiones superficiales de lo que nos ocurre por dentro cuando sentimos enojo. Si estamos realmente furiosos, nos gustaría disponer de una manera más poderosa de expresarnos a plenitud.
Comprender este punto trae alivio a muchas personas con las que trabajo, sometidas a opresión y discriminación, que aspiran a aumentar su poder para lograr que se opere un cambio en su vida. Estas personas se inquietan cuando oyen hablar de «comunicación compasiva» o de «comunicación sin violencia», porque muchas veces se han visto obligadas a sofocar su ira, calmarse y aceptar las cosas tal como están. Se preocupan de aquellos enfoques teóricos que consideran que su ira es un rasgo negativo que les conviene erradicar. Sin embargo, el proceso que describo no nos incita a ignorar, sofocar ni reprimir la ira sino, por el contrario, a manifestarla de una manera plena y total.
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